Una información que resulta bienvenida para la cultura, es el proyecto de convertir en un “Centro Cultural Municipal del Bicentenario”, el inmueble de calle Buenos Aires 80, donde funcionó durante muchos años la Dirección de Tránsito.
El caserón, construido para residencia de don Eduardo Bossi a comienzos del siglo pasado, y que fue un tiempo sede de la Intendencia (por la apresurada demolición, en 1960, de la Casa Municipal de San Martín y Maipú), sería remodelado y reciclado con una inversión del orden de los 20 millones de pesos. A la suma la aportaría el Ministerio de Planificación Federal de la Nación, si prospera –como se cree- la gestión para que la obra se incluya en el Programa de Igualdad Cultural.
De acuerdo a lo informado, el Centro se inauguraría el año que viene.
El proyecto es dotarlo de un auditorio para 200 personas (que sería equipado gracias a un convenio con el Instituto Nacional del Teatro); aulas para dictar talleres de formación y capacitación, salones de exposiciones y un bar temático. Y se está analizando disponer, también, un ámbito para un Museo de la Ciudad.
La secretaria de Políticas Culturales de la Comuna, destacó que la ubicación en el microcentro y en la zona semi peatonalizada, es de real conveniencia. Hizo notar que llenará la necesidad que existe de espacios de ese tipo, que posibiliten el encuentro y la actividad de representantes de la cultura en su más amplia expresión.
El proyecto, en suma, debe considerarse positivo desde todo punto de vista. Es de esperar que, cuando la Nación tome las decisiones presupuestarias en el Programa de Igualdad Cultural –lo que se piensa que ocurrirá en abril- la iniciativa tucumana reciba la acogida que merece.
Vale la pena detenerse en esa posibilidad, que se halla a estudio, de instalar también allí el Museo de la Ciudad. Es una excelente idea y no debe descartarse. No es la primera vez que se la intenta. En 1973, la Municipalidad anunció la creación de un Museo de la Ciudad, en la casa de la Quinta Guillermina. No pasó de proyecto. Cinco años más tarde, en 1978, Cultura de la Provincia inició un centro similar en la Casa Padilla. Tuvo un par de años de vida, con exitosas muestras armadas en base a donaciones y a préstamos: “La vieja ciudad”, “Los locos 20”, “El Periodismo”. Luego, se esfumó.
Tener un Museo de la Ciudad nos parece importante. Preservará todos aquellos elementos de la vida cotidiana del vecindario: el paso de los años los ha hecho desaparecer, pero hoy constituyen objetos museológicos en extremo atractivos para el visitante. Un buen ejemplo es el tan concurrido Museo de la Ciudad de Buenos Aires, que funciona con éxito desde hace unas tres décadas.
Sería conveniente que esta nueva iniciativa cristalice, como una de las actividades que cobijará el proyectado Centro Municipal Cultural del Bicentenario.
Pero, para que tenga real permanencia, hay que recordar que un repositorio de ese tipo debe ser cuidadosamente planificado, tanto en materia de diseño, como de presupuesto y de personal especializado que lo conduzca. De otro modo, tendrá el triste destino de los proyectos que no trascienden el papel. Conviene tenerlo muy en cuenta.